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No te creas lo que te dicen al hacer tu casa.

A veces tengo la impresión de que somos el poli malo, los encargados de tirar por tierra los sueños de la gente. Me explico, y aunque se trata de un relato basado en hechos reales para ilustrar la sentencia inicial, toda coincidencia con la realidad es pura casualidad. Y como no es un cuento tradicional, extraemos la moraleja antes de empezar: no te creas todo lo que te dicen (al hacer tu casa).

Pongámonos en contexto:

Érase una vez una pareja normal entre los 30 y 40 años que llega llena de ilusiones a nosotros a través de la recomendación de un conocido. Vienen con la idea de hacerse una casa y somos los primeros arquitectos con los que contactan (obviamente, no seremos los únicos a los que pedirán precio). Vienen para pedir un presupuesto de nuestros honorarios, ya tienen parcela y quieren una casa con 3 habitaciones, al menos una con baño y vestidor, un gran salón comedor, una cocina, un baño general, un recibidor, un despacho, un porche, un garaje para dos coches y una gran piscina. Es su sueño, y es el idílico entorno donde se ven pasando el resto de su vida rodeados de su familia y amigos. Evidentemente ya han compartido con ellos este sueño, y como suele suceder, un primo de un amigo suyo es constructor por lo que han hecho ya sus primeras pesquisas sobre cuánto puede costarles la broma hablando con él. (si quieres saber cuánto puede costar hacer tu casa, pulsa aquí)

Estamos encantados de que lo que nos proponen y super ilusionados por poder participar en su proyecto de vida y de casa.

-¿De cuánto dinero disponéis para la obra? (nunca temáis contestar a esta pregunta, es muy importante para el arquitecto saber del dinero que dispone para hacer tu casa y así ajustar el precio sin pasarse y conseguir lo que queréis)

-Pues nos han dicho que todo esto se podría hacer por 90.000 €. Nos dicen al unísono.

Chasco para nosotros (con efecto búmeran hacia la parejita feliz en unos minutos) y aparición en escena del poli malo. Sabemos perfectamente que es imposible que hagan lo que quieren por ese importe. Existen unas dimensiones mínimas para cada estancia en la normativa (especialmente restrictivas en la gallega) y que suponen unos mínimos metros cuadrados de construcción, que para el caso que nos ocupa son aproximadamente 150 m² y también sabemos que el precio metro cuadrado suele situarse entre los 800 – 1.000 €/m², generalmente más cerca de este último, no hace falta que acabe la cuenta, que ya veis lo que digo, pero además, sabemos que existen otros gastos derivados de la construcción, como los honorarios de los técnicos, y las licencias e impuestos pertinentes, que pueden suponer al rededor de 25.000 € más. 

Y aunque no nos gusta ser portadores de malas noticias, se lo explicamos. No podemos no hacerlo, no somos capaces, es lo justo, lo honrado, lo ético y lo lógico.

-Uy, ese precio no es muy real. Pero bueno, si es de lo que disponemos, siempre se pueden buscar alternativas. Vais a tener que renunciar a algunas cosas en la casa de vuestros sueños para reducir los metros cuadrados y de este modo el precio; también podemos pensar en hacer la casa por fases, asumir unos acabados más macarras o más brutos para ajustarnos al presupuesto, o aumentarlo (cosa que ya sabemos que no siempre es posible).

¿Y qué sucede entonces? Pues el búmeran vuelve y el chasco rebota en la pareja, pero no viene solo, trae consigo la desconfianza. Nadie quiere recibir «malas» noticias, y en realidad el primo del colega les asegura que por los 90.000 € tienen todo lo que siempre han querido. Y todos creemos lo que queremos creer. En una ocasión, en este caso real, de una rehabilitación de una casa en ruinas de unos 240 m², un desconsiderado aseguraba la reforma por 60.000 €; nosotros sabíamos que era completamente imposible, como mínimo sería el triple de esa cuantía; y en una reunión conjunta con el constructor, nos confesó por lo bajinis y sin presencia del cliente que ya sabía que teníamos razón… pero que una vez empezada la obra, ya no habría marcha atrás. Así que cuidado! Que este tipo de especímenes existen (por suerte cada vez hay menos, pero haberlos hailos) y hay que tener cuidado con ellos. Sabemos que es muy tentador creer que la gente da duros a cuatro pesetas, pero lo que suele suceder es que tras esa ganga se oculta un timo, y esto puede convertirse en un drama a la hora de hacer tu casa.

Creednos, no queremos ser el poli malo, queremos que tengáis la casa que os gusta al precio que podéis permitiros, pero tenemos la obligación (al menos la moral) de advertiros, de sacaros del error, y de ayudaros. Así que no te creas todo lo que te dicen al hacer tu casa, especialmente aquello que más deseas oír, y en caso de duda, pide una segunda opinión.

 

Foto. Chema Madoz