La vuelta al cole

La vuelta al cole.

Cuando rehabilitamos o reformamos un local o un piso, nuestra actitud es, o debiera ser,  la de la vuelta al cole.

El otro día comentaba con una amiga que mi año, seguramente herencia de cuando era un crío, empieza siempre en septiembre, que las promesas de año nuevo se deben hacer en este mes y no en enero, porque realmente siempre se inician nuevas rutinas después del periodo estival y ya puestos a cambiar o iniciar algo, por qué no hacerlo bien o mejorar aquellas cosas que se quieren cambiar. Es el momento perfecto. Es momento de revisar el estuche, comprar libretas y ordenar la mochila escrupulosamente, aunque sabiendo también,  que seguramente, nunca más se volverá a dar ese momento «de estreno» y que el paso del tiempo y de las cosas hará que cada cosa encuentre su espacio. Todo preparado para aún no se sabe bien el qué. Lo mismo sucede cuando reformamos algo, es el momento de revisarlo todo, de actualizarlo, de poner cada cosa en un sitio para que luego, el uso y el tiempo lo ponga todo en su lugar.

La vuelta al cole tiene además ese punto de duda, de inseguridad, de nerviosismo. ¿Quiénes serán mis compañeros? ¿Estarán todos? ¿Me llevaré bien con la profe? ¿Cuál será mi aula? ¿Dónde me sentaré? La súbita resolución de todas estas dudas siempre nos pone en un estado de felicidad incipiente, cosa del cerebro, que ordena segregar endorfinas como fiesta por poner fin a un proceso de cálculo complejo con demasiadas incógnitas. Por mucho que hayas pensado, siempre hay algo que no es como lo esperabas, a veces mejor, a veces peor, pero siempre hay alguna incógnita que nos puede hacer variar toda la ecuación. Por tanto, siempre es mejor tener un esquema mental mutable, adaptable y abierto a replanteamientos súbitos. Las ecuaciones que no aceptan más incógnitas sólo valen para casos de laboratorio, pero no para la vida real.

En el inicio de toda reforma o rehabilitación viviremos las misma sensaciones que el primer día de cole. En las primeras semanas se resuelven todas las dudas, ya sean problemas no previstos u oportunidades no planteadas, es cuando se resuelven o aparecen nuevas incógnitas en la ecuación. Nadie puede saber, por muy buen profesional que sea, que detrás de un muro aparecerá una bajante que pierde agua con un cubo preparado para albergar algunas gotas o que al quitar un falso techo, las vigas de madera están afectadas por una carcoma o que una bajante de fecales realmente no tenía salida y se vertía al subsuelo directamente… (todos casos reales). Son cosas imprevisibles.

No esperes que nada vaya a cambiar o que todo esté previsto. Sé paciente y valora más cómo se resuelven los problemas que si aparecen o no, porque aparecer van a aparecer. Las posibilidades son tantas que para resolverlas, para adaptarnos convenientemente, lo que más importa, lo que nos hará tener éxito o no y ser felices en la vuelta al cole, depende de lo que tengas y de cómo hayas organizado todo en “la mochila”…