El arquitecto orquesta.

El arquitecto orquesta

Arranco este artículo con un dogma que a buen seguro será conflictivo: “creo que todas las personas deberían de estudiar arquitectura. El resto de profesiones son superfluas”. Dicho está. Sin retórica.


Vivo en una paradoja. La gente y los clientes esperan que sepamos de todo, pero desconfían de lo que realmente sabemos.


Desde hace bastante tiempo creo en el trabajo en equipo, seguramente por mi condición de ex-baloncestista y ahora entrenador de baloncesto. Conozco la fuerza del equipo, de los roles y de que uno no es nadie sin todos y todos estarían perdidos sin el uno. En los tiempos modernos, donde el avance tecnológico está acelerado, más importancia tiene el equipo. Sin embargo, un equipo no se hace solo juntando piezas que cubran uno u otro rol, nunca serán un equipo si cada individuo no pone todas sus cualidades en la persecución de un mismo objetivo. Por tanto, lo fundamental es encontrar ese objetivo común que motive a todos para que pongan su “recurso” al servicio del todo. La búsqueda de ese objetivo es lo difícil, y es precisamente para lo que estudiamos los arquitectos.


No estudiamos para saber de calderas, del PH del hormigón, de hipotecas o del Real Decreto 25/2021 de colocación de recuperadores de calor (tranquilos, el Decreto me lo he inventado), entre muchas otras, pero que la gente espera que sepas. El problema es que para saber de todo hace falta un gran equipo que nadie está dispuesto a pagar, por lo que la figura del “arquitecto orquesta” es una consecuencia de una realidad laboral mal explicada. Por lo tanto, ¿por qué estudiar otra cosa si nosotros ya sabemos de todo? ¡Hagamos un mundo renacentista de súper arquitectos conocedores de todas las ciencias!


En este mundo laboral mal explicado tendrían mucho que hacer los Colegios Profesionales, y en mi opinión debería ser una de sus labores fundamentales en lugar de explicar el Real Decreto suscrito.


Entender la arquitectura como un proceso realizado en equipo no está muy lejos de cómo se entiende la profesión en otros países europeos. No hay que mirar muy lejos, pues aquí en España los arquitectos somos también ingenieros, y nadie quiere perder competencias. Claro que hay arquitectos que calculan todo (estructuras, instalaciones, campos electromagnéticos… o lo que sea), pero no es lo habitual ni lo óptimo. Además solo es cuestión de tiempo que aparezca un rol que no se pueda cubrir. ¿No será mejor pensar en una profesión colaborativa?


Personalmente estoy deseando perder competencias, pero no para que queden vacías, sino para llenarlas. Busco darle el lugar correspondiente a lo que he estudiado y hacer patente la importancia de que el equipo siga un mismo objetivo. Como si fuésemos compositores de música debemos encontrar a la orquesta correcta, y no tocar nosotros solos todos los instrumentos.