Bellezas imperfectas.

Bellezas imperfectas.

El número áureo, también llamado número de oro, razón áurea, razón dorada, proporción áurea, o divina proporción es un número irracional representado por la letra griega 𝛟 (phi) en honor al escultor griego Fidias. Su expresión matemática es:

𝛟=(1+√5)/2=1,61803398874989484820458683436563811772030917980576286213544862270 526046281890244970720720418939113748475408807538689175212663386222353693179 318006076672635443338908659593958290563832266131992829026788067520876689250 171169620703222104321626954862629631361443814975870122034080588795445474924 61856953648644492410443207134494704956584678850987433944221254487706647809 1588460749988712400765217 … y así hasta un billón y medio de decimales es la mejor aproximación que tenemos, porque no se puede calcular exactamente su valor. 

Dejando al lado lecturas exotéricas o teológicas de este número, o curiosidades matemáticas más complejas, lo cierto es que se encuentra en numerosos elementos naturales como flores, panales de abejas, conchas, y una infinidad de elementos naturales. 

Sin embargo, lo que nos interesa aquí, es la aplicación de esta proporción consciente por el ser humano. Desde tiempo remotos ha sido empleado por arquitectos, diseñadores, músicos, y en general en todas aquellas profesiones en las que las proporciones y los ritmos tienen importancia.

Se pueden encontrar en las pirámides, en el partenón, len os palacios de Babilonia, en la obra de Leonardo da Vinci, de Miguel Ángel, de Boticelli, de Dalí, de Marcel Duchamp, de Juan Gris, de Le Corbusier, incluso en los violines de Stradivarius se encuentran las proporciones áureas. Es difícil encontrar un artista relevante del arte o la arquitectura, que en algún momento no haya teorizado o buscado resultados con el empleo del número divino. 

Está demostrado que esta proporción es la más agradable para el ojo humano, y cosas que utilizamos a diario como las tarjetas de crédito, las hojas o las pantallas siguen sus preceptos.

Dicho todo esto, nosotros en nuestro trabajo diario usamos esta proporción a menudo en diseños de espacios y de arquitecturas, y parece que por ello somos raros o antiguos. La verdad es que no entendemos cómo teniendo esta herramienta a nuestra disposición, no existe un Código Técnico de la Edificación que obligue a usar estas proporciones por defecto. Quizás somos un poco “frikies” matemáticos, o cómodos por no buscar nuevas herramientas proyectuales, o quizás entendemos que la búsqueda de la belleza es la más alta de las búsquedas que puede pretender el ser humano, y nada la representa mejor que la divina proporción. Lo malo, o no, es que es una búsqueda infinita porque nunca encontraremos su valor exacto. En el fondo debemos contentarnos con encontrar bellezas imperfectas. 

 

Foto. Leda Atómica. Salvador Dalí